La estatua del Ángel Caído en Madrid única en el mundo

14:20 / Publicado por Spider Pig /



Madrid es la única ciudad del mundo en la que se erige un monumento cuyo protagonista es el demonio: El Ángel Caído.

Esta escultura fue esculpida primeramente en yeso por Ricardo Bellver en el año 1877, y resultó ganadora de la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Madrid. Su autor se inspiró para crearla en los siguientes versos de El paraíso perdido, de John Milton:

Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado.

Adquirida por el Estado por 4.500 pesetas de la época, las autoridades pensaron enviarla a París para ser exhibida en la Exposición Universal de 1878 pero, dado que en ella sólo se admitían esculturas de mármol o bronce, decidieron que se fundiera en dicho metal, lo que finalmente se hizo en aquella ciudad, concretamente en los talleres de la firma Thiebaut-Fils.



El año 1879 se cedió al Ayuntamiento de Madrid con la condición de ser instalada en algún lugar público de la capital. El sitio elegido fueron los Jardines del Buen Retiro, en el espacio ocupado anteriormente por la antigua Fábrica de Porcelanas de la China, destruída el año 1813 durante la Guerra de la Independencia.

En mayo de 1880, se encarga a Francisco Jareño el diseño del pedestal sobre el que se apoyaría la obra de Bellver. Se ejecutó en granito, bronce y piedra, adoptando la actual estructura de una fuente con un amplio pilón. El conjunto fue inaugurado oficialmente en 1885.

Cabe destacar como curiosidad que, La Glorieta del Ángel Caído, se encuentra a una altitud de 666 metros sobre el nivel del mar. Este dato, unido a la falsa creencia popular según la cual el monumento es un "homenaje" al demonio, ha llegado a despertar la imaginación de muchos aficionados al esoterismo. Pero, realmente, esto no es fruto más que de una simple casualidad, ya que cuando se levantó la fuente, los instrumentos de medición no tenían la suficiente precisión como para conocer esta cota con tanta exactitud.