Ubicado en Dumfries, una localidad del suroeste de Escocia, este curioso jardín diseñado siguiendo diversos conceptos científicos y matemáticos como los agujeros negros o los fractales, se compone de cuarenta zonas principales, jardines, puentes, accidentes geográficos, esculturas, terrazas, vallas y distintas obras arquitectónicas.
Creado en 1989, su dueño y diseñador, Charles Jencks, se aparta de la ortodoxia aplicada habitualmente al paisajismo para, no solo agradar al sentido de la vista, también para provocar la reflexión -o al menos la especulación- sobre la naturaleza misma de las cosas.
Esta escultura representa, ni más ni menos, que la hélice formada por una molécula de ADN.
Y este montículo, llamado El Caracol, permite a los visitantes experimentar, mientras juegan, con la sucesión de números de Fibonacci.
Al tratarse de una propiedad privada, abre sus puertas un solo día al año -este año ha sido el pasado 2 de mayo-, y lo recaudado por la venta de entradas se entrega a la organización benéfica Maggie's Centres, dedicada a ayudar a los enfermos de cáncer y llamada así en honor de Maggie Keswick Jencks, la última mujer de Charles Jencks.
El jardín es el tema inspirador de una composición orquestal del compositor estadounidense Michael Gandolfi. La pieza, grabada posteriormente por la Orquesta Sinfónica de Atlanta dirigida por Robert Spano, fue nominada en los Premios Grammy del año 2009 en la categoría de Mejor Composición Clásica Contemporánea.
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