PARIDOSCOPIO

Las democracias consolidadas se distinguen de los regímenes tutelados, y no digamos ya de las dictaduras, por facultar a sus ciudadanos a jugar con las cosas de comer y a hacer el ganso incluso en la hora cumbre de un estado de Derecho: las elecciones, ese engorro tan necesario en el que cada votante asume su cuota de responsabilidad en la gobernanza del país. (Queda redicho pero es así, lo sentimos).

Este individuo responde por Alan Hope, autoapodado algo así como 'Loa aulladora', feliz líder del Partido de los Grandes Locos de Atar. Podría pasar por tejano con ese terno blanco, un remedo de 'stetson' en la cabeza y cucardas como recién salidas de un certamen de ganado vacuno. Pero no, he aquí un hijo de la Gran Bretaña en su cuartel general, el pub Red Lion, con una pinta de cerveza a media asta para combatir el desgaste de campaña.

El hombre disputa el escaño por Witney, Oxfordshire, nada menos que al líder de los conservadores, David Cameron, probable ganador de los comicios de este jueves. Su programa electoral ofrece incluir por decreto los espárragos en el desayuno de los británicos e implantar el par de 3 calcetines «porque uno siempre se pierde». Contra el crimen sugiere dar a McDonald's la contrata del rancho carcelario. «La tasa de criminalidad bajaría a la mitad en dos años; cero reincidentes». Los Locos de Atar llevan medio siglo concurriendo a las urnas «desde el punto de vista de la estupidez». No logran nada pero se divierten. Ellos que pueden. Que suene 'Rule Britannia'.