La ciudad que alumbró y llevó al altar de los malvados al destripador de prostitutas acaba de dar a luz a una nueva criatura. Huidiza, subversiva. Se mueve con sigilo, con una capucha para ocultar su identidad, probablemente de noche para evitar malos encuentros, y como el asesino sádico del siglo XIX deja su huella en sangre, la salpicadura que queda cuando se corta una cabeza. Se ignora si es hombre o mujer, qué edad tiene, de dónde viene, por qué hace lo que hace. Se conoce, en cambio, su nombre: el Decapitador del Este de Londres. Casi todos le llaman, simplemente, el Decapitador.
Y aquí se acaban las comparaciones. Las cabezas que corta el Decapitador no son de carne y hueso: algunos creen que si tuviera una sierra y supiera cómo hacerlo dejaría sin cabeza al mismísimo sistema, pues sus víctimas, interpretan, son eso, la cara visible del capitalismo. Ha decapitado al bonachón Coronel Sanders, de Kentucky Fried Chicken, y descabezado sin piedad a la abeja Barry, de los estudios Dreamworks, así como a la despampanante y esbelta y rubia modelo del anuncio más reciente de Moët & Chandon. Sus hazañas empezaron a cobrar notoriedad en diciembre, y desde entonces, que se sepa, ha cortado una docena de cabezas en Londres. Cabezas de marquesinas y vallas publicitarias.
SANGRE Y HUESO
Su técnica es sencilla: el Decapitador fabrica una etiqueta del muñón sanguinolento y la adhiere luego a la pieza original. De todos los cuellos seccionados sobresale siempre la punta de un hueso blanco, y según el humor del momento o el tiempo disponible la lluvia de sangre se esparce más o menos a lo largo de la imagen. La factura suele ser impecable, de modo que los transeúntes por lo general deben acercarse mucho para ver la trampa.
Solo una vez ha trabajado en una superficie distinta de una marquesina o una valla, y puede que sea su intervención más famosa. Fue el pasado 30 de enero. Encapuchado, como de costumbre, el Decapitador secuestró a primera hora de la tarde decenas de ejemplares del vespertino The London Paper. La edición de ese día venía con una publicidad a página entera en la contraportada, con un David Beckham prestando su imagen para el anuncio de una empresa de telefonía móvil. El Decapitador los dejó a todos sin cabeza y volvió a la calle a repartir los diarios, o a dejarlos en los anaqueles de la prensa gratuita. La acción fue grabada en vídeo y colgada en internet.
Londres se divierte con el Decapitador. La misma ciudad inquieta y agitada que apreció antes que ninguna el arte de los grafitos de Banksy (el más venerado de los artistas callejeros) tiene ahora otro niño de la calle (o niña) que de momento llama la atención, consigue que los peatones se detengan, provoca sonrisas. En los foros de internet y en las páginas especializadas le describen como "la sensación actual del arte urbano londinense", "el nuevo héroe del barrio" o "una especie de Banksy cabreado" que explota "el lado gore de la subversión".
Al Decapitador le han bastado poco más de dos meses de actividad para atraer la atención de alguna revista estadounidense. Jenna Wortham, de la vanguardista Wired, escribió sin dudar que la guillotina del misterioso artista es un instrumento al servicio del culture jamming, el movimiento de resistencia que utiliza las armas del enemigo (en este caso, la publicidad) contra el enemigo. Otros se limitan a tildarlo de vándalo, y los más descreídos creen que se trata sencillamente de un chico travieso...
Prueba de las pasiones que ya lo envuelven es que algunas discusiones también tienen un punto banal. Por ejemplo, hay quien dice que el Decapitador es misógino, basándose en el hecho, no comprobado, de que ha cortado más cabezas femeninas que masculinas (también ha decapitado pollos y abejas, pero las protectoras de animales, de momento, no han dicho nada). El caso es que en su condición de criatura contracultural ha vuelto a poner a Londres en primer plano, seguramente por original y sin duda por los ecos de su nombre cautivador.
La ciudad del Destripador, y ahora, del Decapitador, aguarda nuevas aventuras. Las huele. El mismo cortacabezas, como siempre, se encargará de hacérnoslo saber por internet.

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