Además, los más de 7.000 masajistas ciegos que hay en el país no se dan abasto con la demanda. Las grandes ciudades están llenas de salones, barberías y saunas. Estos establecimientos, que no cuentan con el permiso correspondiente para funcionar, ofrecen los servicios de masajistas sin impedimentos visuales, aproximadamente medio millón.
Por tal razón un grupo de personas ha levantado una demanda alegando que las leyes ‘monopólicas’ vigentes son discriminatorias. Y aseguran que la autoridad los ve como criminales y hasta temen ir a prisión. Algunos piden que las personas ciegas deberían ser ayudadas para conseguir otros trabajos y no darles los derechos exclusivos para ejercer un solo empelo.
Ante el temor de una sentencia que pudiera afectarlos, los ciegos han participado en manifestaciones que demuestran su deseo de mantener la exclusividad del negocio de los masajes.

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